domingo, 7 de noviembre de 2010

Sitio web - elbuscador - 01/11/2010

"Bailo porque me llena el alma"

Antes de subirse a las tablas, una vez más, con un espectáculo tanguero, repasamos su trayectoria como primer bailarín y actor.

Hernán Piquín, bailando en una gala del teatro Teresa Carreño en Caracas.
Ni ser uno de los bailarines más reconocidos en la Argentina, ni haber hecho 180 funciones anuales con la compañía de Julio Bocca como primer bailarín, ni haber recorrido el mundo de la mano de su profesión, ni haber pasado por géneros más populares sin ser manchado por el mundo mediático; impiden que Hernán Piquín se emocione al ver un grupo de nenas que practican en la barra sobre el escenario del Teatro Municipal Lope de Vega de Pilar.

Entra por la platea y nos frena tras los primeros pasos, quiere pasar desapercibido: para él fue una sorpresa que lo dejó mudo unos instantes, tal vez, recordando cuando a los 4 años le dijo a sus padres “Quiero ser bailarín”. A los 10 años, el juego se transformó en vocación y decidió ingresar en el Teatro Colón, y nos cuenta; agitando las manos de un lado a otro; las idas y venidas de sus viajes en el día para poder cumplir con las clases de baile y la escolaridad. A los 18, logró su meta inicial: ser primer bailarín del Colón.

El mundo lo llamó a la aventura. A los 16 años vivió en Londres, al año siguiente en París; luego las estadías se hicieron más extensas: 5 años en San Francisco (Estados Unidos) y otros 3 en Italia. Desarrollaba su carrera en el Colón los meses que podía y después se iba a cumplir con compromisos en el exterior. “Llegó un momento en el que trabajaba más afuera, y tuve que renunciar al Colón con muchísima pena”, y sosteniendo firme la mirada añade: “Yo nací en el Colón”, sosteniendo firme la mirada.

Acaricia con su mano el mentón y durante unos segundos permanece en silencio luego define: “Cuando Julio (Bocca) me llamó para estar en su compañía, fue impresionante viajar por Japón, Turquía, Australia, Israel (…) Siempre me gustó involucrarme con el lugar que me toco estar, pero siempre me tiró la Argentina” (asintiendo con la cabeza). Cuenta que la distancia nunca la sufrió, contó con el apoyo incondicional de su familia en todos sus proyectos y también la suerte que lo acompañó ¿Si se aferraba a algo durante esos 3 a 5 meses de giras? Sí, a la cama; las 6 funciones por semana lo agotaban.

“Es gratificante cuando uno puede vivir de lo que ama hacer.

Uno se tiene que sentir privilegiado,

y yo me siento privilegiado”

Define a Julio Bocca como lo más importante de su carrera. Le reconoce y agradece su generosidad, por abrirle las puertas del mundo y darle el lugar de primer bailarín en su compañía. Cuando otros bailarines no lo hacen por una cuestión de egocentrismo, Piquín recalca: “Me dio el lugar de inmediato y se lo agradezco eternamente”. Cuando Julio Bocca decidió retirarse en el 2007 le dejó a su cargo la compañía del Ballet Argentino.

Si tiene que rescatar un momento emotivo en su carrera, hay uno que lo marcó más que cualquier viaje, éxito de boletería o gira. “Estaba de gira con Julio (Bocca) y me llaman a su camarín para decirme que mi viejo había muerto”, y agrega, tras tragar saliva: “Estaba de gira y no daban los tiempos para poder despedirlo”. Prioriza en el relato, una vez más, la importancia de su familia en su vida personal como artística.

Inspirado en el Adán Buenosayres y la Divina Comedia,Piquín crea el primer espectáculo con compañía propia, despegado de Bocca y del Colón: Hernán Buenos Ayres, que se expuso durante 3 meses en el Teatro Opera City, en el 2005. Su personaje desciende a los infiernos en busca de su amada muerta; para ello, debe pasar por las 7 puertas del infierno (que representan los 7 pecados capitales) sin caer en la tentación.

A finales del 2005, fue convocado por Leonardo Favio para encarnar el papel del Aniceto; sería su primera incursión en la actuación y con un papel protagónico, el fin era realizar un ballet cinematográfico. Luego, en el 2009, interpretó a Eugenio Costa en la tira diaria Herencia de Amor, transmitida por Telefe. Hay promesas de actuar en una nueva tira el año próximo.

Su paso por la pantalla chica le permite analizar la mediatización del baile a partir del programa Showmatch, donde lo profesional se mescla con lo personal, en un explosivo show televisivo. Piquín podría mirar la mitad del vaso vacio, sin embargo sostiene: “Yo creo que a partir del programa de Marcelo mucha gente se animó a bailar, algo que antes les daba vergüenza. Yo no sé si decir si está bien o mal, es un programa que le despeja la cabeza a la gente”.

“Nunca le tuve miedo al escenario. Siento que es mi territorio,
es el lugar donde me siento libre”, señala Piquín con énfasis en su voz.

Piquín no da consejos a estudiantes de baile, sólo se remite a contarles su historia: para que sepan con que se van a encontrar en esta carrera. Se pone serio, y se le nota en su seño fruncido, cuando dice que no es una carrera fácil, donde uno encuentra gente muy buena y otra no tan buen, “Gente que hace las cosas porque te quiere y otra porque quiere cosas de vos”, especifica Piquín. Nunca van a faltar los constantes palos en la rueda, ni los prejuicios en la infancia. “Pero si logran pasar todos estos obstáculos, y si tienen ganas y convicción: qué se animen”, sostiene enérgicamente.

¿Por qué bailas? Porque… -sus ojos se pierden mirando al piso, como si buscara la respuesta, levanta la cabeza y afirma - Porque me llena el alma. Bailo porque me hace feliz y porque puedo hacer feliz a los demás, por eso bailo...

Piquín, protagonizando Hernán Buenos Ayres.

Texto: Colo Lagomars

1 comentario:

JeSer Tsukino dijo...

Es verdad nos hace muy feliz verte bailar, transmitir tus sentimientos con tu arte y emocionarnos hastas las lágrimas, mismas llenas de admiracion y amor!!!
con amor JeSer